Espacio Disponible o Agencia de Reclutamiento de Proyectos Imposibles o Casi y Otras Cositas
Edarpic y Oc es un espacio con leyes y contratos propios, disponible para empujar cualquier tipo de fantasías hacia una experiencia concreta.
Es un dispositivo real implantado en un barrio de la ciudad de Buenos Aires, camuflado dentro de un sistema predeterminado: el del micro-emprendedor o pequeño comerciante.
Barrio.
Welcome to Monte Castro. Population 34.584
Monte Castro es espacial. Transcurre en un tiempo suspendido y paralelo, lleno de paradojas: periférico pero aún dentro de la Capital; olvidado pero con una fuerte identidad; donde todavía se duerme la siesta, pero con un centro comercial activo, impulsado y organizado por una sólida Asociación de Comerciantes; donde todos se conocen desde que nacieron, pero reina una atmósfera familiarmente enrarecida.
Infiltrarnos en Monte Castro fue planteado, desde un principio, como una estrategia básica y necesaria para el éxito del proyecto. Sin embargo, y sin darnos cuenta, el barrio nos fue tragando, borrando cualquier plan, envolviéndonos en una novela que nos obsesionó. Rápidamente construimos nuestra propia farándula de personajes y nos volvimos fanáticas de sus apariciones. Nos convertimos en esas figuritas que ves hasta en la sopa, despilfarrando presencia en todas las esquinas, diseminando sonrisas, volantes y mensajes de texto.
Sistema.
Del comercio a la telenovela.
El primer paso fue pertenecer a la red de la Asociación de Comerciantes para dar legitimidad de local a nuestro proyecto y poder infiltrarnos en el tejido del barrio. La identidad de micro-emprendimiento nos permitiría transmitir la confianza necesaria para ocasionar cierto desplazamiento en el espectador y/o usuario del espacio, en las historias heredadas del barrio y en un sistema comercial dado con reglas naturalizadas. La fórmula fue simple: un local con leyes y contratos propios, sin habilitación, gratuito, inclusivo, sin selección o censura sobre los proyectos de cada vecino, variando su cara, sus usos y objetivos constantemente.
En zonas como Monte Castro, los locales no son sólo un espacio de consumo, sino de sociabilidad. Allí es donde la gente se cruza, conversa, construye amistades e historias. A diferencia de otros proyectos de base comunitaria, no forzamos un nuevo régimen de sociabilidad alienígena, importado de otras prácticas o contextos, sino que construimos una plataforma camuflada, identificable pero desplazada, que permitió la aparición y mutación natural de un mapa humano auténtico –relaciones y ficciones de un lugar determinado.
Nos volvimos micro-emprendedoras con todas las estrategias publicitarias y discursivas del género. Asistimos a las reuniones de la Asociación y participamos activamente en la formación de Aje Monte Castro (Asociación de Jóvenes Empresarios). Pero, a su vez, la inscripción del proyecto bajo el paraguas del arte permitió a los vecinos la experiencia de probar sus delirios o necesidades dentro una dimensión paralela sin las restricciones del mercado (ganancia, productividad, know-how, habilitación, impuestos, etc.).
Edarpic y Oc fue un ejercicio continuo sobre el desarrollo y funcionamiento de un proyecto y, al mismo tiempo, un cúmulo vertiginoso de memoria sobre las posibilidades de uso de un espacio.
De esta manera el local se fue estableciendo, paulatinamente, como un hermano esquizofrénico dentro de la familia comercial de Monte Castro. Etiquetado cariñosamente por colegas comerciantes y vecinos como una mezcla extraña entre micro-emprendimiento / mini PyMER sin fines de lucro, Salón de Usos Múltiples (S.U.M.) y proyecto difusamente artístico.
Ficciones.
El pasaje es una gran nube de gas. Te prendés un pucho y vuela todo por el aire!
En el salto de lo cotidiano a lo extraordinario la ficción te come. El local y sus actividades concretas se transforman en el punto de fuga desde donde surgen todas las líneas de ficción que se construyen alrededor. Es, a su vez, lo que hace posible la existencia de estas líneas y lo que las sostiene. La fiesta del hijo de Selva es un Aleph barrio-specific.
El paso de la fantasía a su materialización, mutando semana a semana, transformó a la cotidianeidad en un momento particular de ficción sin perder realidad.
El barrio se rescribió como una novela de seis meses de duración, cada proyecto un capítulo, varios personajes, historias principales y secundarias, tiempos muertos, clímax y explosiones.
Es un dispositivo real implantado en un barrio de la ciudad de Buenos Aires, camuflado dentro de un sistema predeterminado: el del micro-emprendedor o pequeño comerciante.
Barrio.
Welcome to Monte Castro. Population 34.584
Monte Castro es espacial. Transcurre en un tiempo suspendido y paralelo, lleno de paradojas: periférico pero aún dentro de la Capital; olvidado pero con una fuerte identidad; donde todavía se duerme la siesta, pero con un centro comercial activo, impulsado y organizado por una sólida Asociación de Comerciantes; donde todos se conocen desde que nacieron, pero reina una atmósfera familiarmente enrarecida.
Infiltrarnos en Monte Castro fue planteado, desde un principio, como una estrategia básica y necesaria para el éxito del proyecto. Sin embargo, y sin darnos cuenta, el barrio nos fue tragando, borrando cualquier plan, envolviéndonos en una novela que nos obsesionó. Rápidamente construimos nuestra propia farándula de personajes y nos volvimos fanáticas de sus apariciones. Nos convertimos en esas figuritas que ves hasta en la sopa, despilfarrando presencia en todas las esquinas, diseminando sonrisas, volantes y mensajes de texto.
Sistema.
Del comercio a la telenovela.
El primer paso fue pertenecer a la red de la Asociación de Comerciantes para dar legitimidad de local a nuestro proyecto y poder infiltrarnos en el tejido del barrio. La identidad de micro-emprendimiento nos permitiría transmitir la confianza necesaria para ocasionar cierto desplazamiento en el espectador y/o usuario del espacio, en las historias heredadas del barrio y en un sistema comercial dado con reglas naturalizadas. La fórmula fue simple: un local con leyes y contratos propios, sin habilitación, gratuito, inclusivo, sin selección o censura sobre los proyectos de cada vecino, variando su cara, sus usos y objetivos constantemente.
En zonas como Monte Castro, los locales no son sólo un espacio de consumo, sino de sociabilidad. Allí es donde la gente se cruza, conversa, construye amistades e historias. A diferencia de otros proyectos de base comunitaria, no forzamos un nuevo régimen de sociabilidad alienígena, importado de otras prácticas o contextos, sino que construimos una plataforma camuflada, identificable pero desplazada, que permitió la aparición y mutación natural de un mapa humano auténtico –relaciones y ficciones de un lugar determinado.
Nos volvimos micro-emprendedoras con todas las estrategias publicitarias y discursivas del género. Asistimos a las reuniones de la Asociación y participamos activamente en la formación de Aje Monte Castro (Asociación de Jóvenes Empresarios). Pero, a su vez, la inscripción del proyecto bajo el paraguas del arte permitió a los vecinos la experiencia de probar sus delirios o necesidades dentro una dimensión paralela sin las restricciones del mercado (ganancia, productividad, know-how, habilitación, impuestos, etc.).
Edarpic y Oc fue un ejercicio continuo sobre el desarrollo y funcionamiento de un proyecto y, al mismo tiempo, un cúmulo vertiginoso de memoria sobre las posibilidades de uso de un espacio.
De esta manera el local se fue estableciendo, paulatinamente, como un hermano esquizofrénico dentro de la familia comercial de Monte Castro. Etiquetado cariñosamente por colegas comerciantes y vecinos como una mezcla extraña entre micro-emprendimiento / mini PyMER sin fines de lucro, Salón de Usos Múltiples (S.U.M.) y proyecto difusamente artístico.
Ficciones.
El pasaje es una gran nube de gas. Te prendés un pucho y vuela todo por el aire!
En el salto de lo cotidiano a lo extraordinario la ficción te come. El local y sus actividades concretas se transforman en el punto de fuga desde donde surgen todas las líneas de ficción que se construyen alrededor. Es, a su vez, lo que hace posible la existencia de estas líneas y lo que las sostiene. La fiesta del hijo de Selva es un Aleph barrio-specific.
El paso de la fantasía a su materialización, mutando semana a semana, transformó a la cotidianeidad en un momento particular de ficción sin perder realidad.
El barrio se rescribió como una novela de seis meses de duración, cada proyecto un capítulo, varios personajes, historias principales y secundarias, tiempos muertos, clímax y explosiones.