TONIS
Unico Bar Nocturno de Monte Castro
Todos los lunes, miercoles y sabados de Noviembre+espontaneas sin aviso
A partir de las 19 hs
Tonis fue todo… Es que hoy solo estoy pensando en llamitas y llamotas. Entonces, claro, creo que tonis fue, para todos, para los que anduvimos sin horarios por ahí, perdidos, en ese cuarto de cuatro por seis metros y perdidos… Sí, extraviados de placer por tenerlo todo! Decía que fue una gran llamota. De esas que tienen luz para rato… Yo traté de cobrar, recuerdo. Después fue como un saqueo todo, que parecía plena crisis del 2001. Me acuerdo que pensé: “¡Pobre tonis, che, su único capital y a nadie le importa una mierda!”, y después él, en esa aparición como de fiera que ruge, ahí sí… ahí sí que toditos todos nos estremecimos. Sí, él llegó a lo león rugiendo pero después nos tiró una birra a todos y se agarró una y ni problema se hizo. Y afuera, esos que estaban lejos, lejos, que ni sabíamos finalmente si existían, golpeaban fuerte y gritaban o denunciaban algo. “Pero si rugidito tenía la posta”, me dije yo re tranqui. Y él, como fiera que es, sabía bien que si pedir perdón, que si atacar, que si rugir. Pero esos fueron momentos feos. Que nos pusimos tensos todos por esa perra. Yo no sé como tonis no le partió la birra en la cabeza. Pero él no, ni ahí. El re paciente con la vecinita le explicó todo. Y yo claro, tan literal, no para contar lo sucedido. Fue un constante de inclinaciones compartidas y de comunidad encerrada y de comunidad aislada en esa isla preciosa de paraíso infinito sin amaneceres… (Aunque, como se podrá suponer, amaneció y cuánto). Es que fue como que no, como que ni gota de amanecer había. O éramos nosotros que estirábamos la noche. O fueron, yo que sé, ¡fueron como mil noches! Tonis fue todo…. Lucecitas y mesitas en la vereda. Una barra tan, tan hermosa. Gente rara, gente viva. Felicidad absoluta. Uno que parecía flamenco. Uno que se sacaba la ropa así como así, sin que nadie le pida nada. Uno que se ponía tonis en la remera y que creó el trago comunitario. Unos amaneceres perfectos y desolados. Un policía, dos policías, tres policías y una botella de vodka que ofrecían. Una vecina molesta, molesta. Una comunidad feliz y encerrada. Un pasaje mas solo ahora. Un pasaje mas triste ahora. Un partir sin ir a ningún lado fue tonis. | Tonis fue todo…. Me acuerdo que llegué un día de la semana al refugio a pedirme una cerveza de esas bien frías para pasar la tarde. Me senté en la vereda con tonis y juli. Si llegabas temprano, tenías ese placer de experimentar las mesitas en la vereda y ver a los vecinos o a la gente que se juntaba en la esquina a la salida del teatro. Ellos me contaron todo. La vecina de enfrente y su indignación hacia cualquier indicio de juventud. La policía llegando a la noche cuando ya todos se encontraban refugiados. La puerta bien cerrada para que Ojerita (la vecina indignada) no diga ni a. Los polis y su botella de vodka escondida y después vodka con polis. El poli que miró a mumi con intensidad romántica. Tonis con gran destreza en el manejo de la situación. Polis tranquilos con tonys al mando. Tonis pidiendo disculpas a Ojerita. Ojerita, sin embargo, indiferente a tonys. Ojerita camino a su casa amenaza a todos con llamar al juzgado. Y ellos encerradísimos con los amigos de siempre y con otros de ahora - como Angelito, Pablo, el Chiquito- y otros tantos que ni sabían porque estaban ahí pero habían llegado. Tonis fue todo…. Yo veía como se divertían esos insolentes… ¡Artistas decían ser! Por eso llamé a la policía y al juzgado. Les dije: “Artistas no, ¡vagos!” A las cosas por su nombre. Pero ellos se encerraban chochísimos como si nada en ese local de morondanga. Yo dije: “Esto muy normal que digamos no es”. “Ahí se venden drogas”, le dije al juez. No, no, yo no vi ninguna venta pero era obvio. Se encerraban los muy pendejos, ¿podés creer? Bajaban la música y ahí se amontonaban. Claro, yo no me podía quejar más. De qué me iba a quejar si los muy piolas ya ni ruido hacían ahí encerrados. La policía, un desastre; parecía que se la habían comprado o no sé si eran socios de esos vagos o algo así. A mí no, a mí nunca me cerró tonis. En un pasaje como éste, ¿a quién se le puede ocurrir poner un bar? |